l jeep se desplazaba levantando una polvareda por las vias de tierra que conducen a las villas cercanas al río habitadas en su mayoría por los adivasis dedicados al pesca y la agricultura. Al llegar, un grupo de mujeres se arremolina alrededor del vehículo y se sorprenden al ver al “gora” (hombre blanco) que conduce. El hombre se baja e inmediatamente mandan a llamar al jefe de la tribu quien viene acompañado de un séquito de personas. Ambos entablan una conversación en perfecto gujarati (el idioma local) y por breves momentos parecen charlar animadamente. Repentinamente el jefe arruga la cara y parece no comprender del todo lo que su interlocutor le plantea, llama a otro hombre que se acerca y hacen una pequeña conferencia, mientra el “gora” espera a la sombra de un árbol. Los ánimos se van caldeando mientras más personas se unen a la discusión…repentinamente lanzan una piedra contra el individuo y en segundos es seguida por una lluvia de piedras que vienen de todas las direcciones. El “gora” corre a protegerse dentro del vehículo a esperar que se calme la tormenta de ánimos hasta tener una segunda oportunidad…
Esta situación es una de las tantas que ha enfrentado Joaquín Castiella, padre jesuíta español que lleva en la India más de 40 años trabajando con los adivasis o indígenas quienes son la clase olvidada. Los adivasis no pertenecen a ninguna clase social, no tienen casta, ni religión…muchas veces adoran la luna y el sol y constituyen la gran mayoría del porcentaje poblacional del país. Son los “descamisados” como diría Eva Perón o los menos privilegiados y la mayoría de las veces ni siquiera tienen acceso a la educación.
Los jesuítas llegaron a la India hace muchos siglos, sin embargo a finales de los años 60 llegaron los últimos jesuitas extranjeros, muchos españoles entre ellos. He conocido muchisima gente aqui en India que me cuenta con nostalgia que en su juventud ha estudiado en un colegio católico dirigido por un jesuita español, ya que el gran legado de los jesuítas ha sido promover la educación.
Conocimos al padre Joaquín una mañana que asistimos a nuestra primera misa en Ankleswar, municipio cercano a Bharuch, la ciudad donde vivíamos al llegar a India. La semana anterior nos habían informado que la misa en inglés la daban los miércoles a las 6:45 am. Se celebraba en una pequeña capilla con la presencia de las hermanas de la misión y tal vez 4 o 5 feligreses. Al terminar Joaquín se nos acercó y comenzó a hablarnos en inglés pensando que éramos indios y a explicarnos que él era español e indicándonos la ubicación geográfica de España…mi esposo y yo nos miramos y comenzamos a reírnos y le respondimos en perfecto español “padre… somos venezolanos y sabemos muy bien donde queda España”…debieron ver su cara de asombro y sorpresa…y es que conseguir en la India gente que hable español no es nada común…fue el inicio una linda amistad y de mi reencuentro con la Iglesia católica. Conocer a fondo la labor que estas personas hacen por amor al prójimo te hacen reflexionar y darte cuenta como puedes cambiar la vida de una persona a través de la educación más básica y fundamental.
En el año 1977 el padre filipino Luis Maria de Moreta, quien actualmente tiene más de 80 años y unas condiciones físicas extraordinarias, fundó la misión “Catholic Chruch Ankleshwar” en el municipio de Ankleshwar con pocos recursos y muchas ganas de trabajar. Debido al desarrollo agrícola e industrial de la zona, los adivasis quienes en su mayoría son analfabetos, se han convertido en la mano de obra barata de los terratenientes del lugar, los cuales los emplean por un salario de menos de un dolar al dia para trabajar en los campos. Cuando se ven obligados a hacer un gasto extraordinario, como por una enfermedad, operación o muchas veces la boda de un hijo/a, se endeudan con el terrateniente…comprometiéndose a trabajar para él sólo a cambio de la comida…hasta que puedan pagar la deuda….y como rara vez pueden pagarla se convierten en esclavos virtuales, que aqui llaman “bonded labourers” y que tristemente abundan por toda la India. Viven en condiciones de extrema pobreza en sus villas construidas en las afueras de las ciudades.
Los padres son teólogos y es supremamente interesante escuchar sus historias y sus puntos de vista sobre la cultura, es realmente una experiencia enriquecedora, por ejemplo, el padre Moreta presenció la independencia de la India. Moreta viene de una familia numerosa donde muchos son sacerdotes y monjas. Dos de sus hermanos se fueron a Venezuela. Uno de ellos, quien lamentablemente ya falleció, fue capellán en el primer gobierno de Rafael Caldera e incluso el padre conoció al presidente y pudo verlo pocos años antes de morir. El padre Joaquín nos contaba que antes de venirse a la India lo habían seleccionado para irse a Venezuela a trabajar con la fundación Fé y Alegria, sin embargo, por esas cosas del destino, finalmente fue enviado a la India.
La labor de la misión comienza visitando las villas donde inicialmente instalan un parvulario, contratan una “maestra” que las monjas adiestran, con el propósito de que los niños de tres años comiencen a adquirir el hábito de asistir a un sitio a educarse.
Luego cuando están en edad preescolar, algunos comienzan a asistir al colegio del pueblo y cuando tienen entre 7 y 8 años empiezan a ir al colegio de la misión situado en Ankleshwar donde le imparten educación primaria. Luego, al terminar allí, van a otro instituto en Bharuch que es también parte de la misión, donde asisten a secundaria y finalmente, la misión cuenta con dos escuelas técnicas, una para las chicas y la otra para los chicos que al terminar la secundaria, alli asisten a aprender un oficio como torneros, soldadores, oficinistas, a las chicas les enseñan costura, computacion, inglés, etc
Un dia hice un recorrido por todos estos sitios. El padre Joaquín y yo fuimos a una villa y presencié una las clases del parvulario. Posteriormente visitamos la escuela secundaria y las escuelas técnicas.
Las hermanas también hacen una gran labor, aparte de dirigir varios centros educativos trabajan con las damas de las villas y les enseñan un oficio para colaborar con el ingreso del hogar.
Me impactaron muchísimas cosas…primero ver que los padres viven de manera muy austera con lo más básico y fundamental…no encontré la riqueza de los hábitos que acostumbro a ver en otras partes del mundo. El fervor en la cara de los niños durante la misa…algo que se ha perdido y en los últimos tiempos sólo lo veo en la cara de los que piden por los enfermos. Esta gran obra es poco publicitada…no persiguen fama o reconocimiento…es la tarea que Dios dispuso para ellos…
Los fondos para tan admirable labor provienen de
las donaciones, obtener en India ayuda del gobierno para una causa “católica” donde la gran mayoria es hindú no es nada fácil debido a la creencia de los hindúes en la reencarnación y el karma por ende, a los padres les cuesta muchísimo conseguir financiamiento. Algunas veces obtienen ayuda de algunas ONG… y muy poquitas veces del gobierno. Del exterior reciben algunas donaciones para apadrinar la educacion de un niño que normalmente cuesta alrededor de 150 dolares al año, sin embargo los padres nunca pierden la fé…Dios siempre provee.
En un ocasión le pregunté al padre si las personas en las villas se convertían en católicos….él me decía que algunas personas lo hacían ya que encontraban en la fé católica el ser tratados como iguales…cierro este artículo
con las palabras textuales del padre Joaquin: “…solo la educación ofrece un salida digna a esta situación…la mayoría de la gente que nos conoce piensa que estamos haciendo un buen trabajo social, sin embargo, yo estoy convencido que el mayor servicio social que esta haciendo la misión es tratar a esta buena gente con respeto y darles una experiencia de su propia dignidad. Pienso que el mensaje de Jesus bien entendido, es un mensaje liberador, especialmente necesario para todos aquellos marginados o rechazados por la sociedad. La Misión de Ankleshwar trabaja indiscriminadamente para el servicio de los pobres, cualquiera que sea su religión, pero nuestro mejor servicio será siempre el hacerles concientes de su propia dignidad como hijos de Dios, con los mismos derechos de cualquier persona humana. En todo caso…las necesidades son tan apremiantes, las listas de espera tan largas, el numero de personas en necesidad tan grandes…que constantemente experimentamos nuestra pequeñez y nuestras limitaciones….pero a pesar de todo no nos desanimamos y como Dios nos da fuerza y entusiasmo …continuaremos encendiendo nuestra pequeña luz en lugar de maldecir en las tinieblas…”
Si alguno de ustedes está interesado en colaborar con esta invaluable labor pueden contactar directamente al padre Joaquín Castiella a su dirección de email tachito_india@yahoo.co.in
No importa la cantidad…lo que vale es la intencion!
Conoces misioneros en la India? Has trabajado en alguna ONG? Qué te ha parecida la labor? Comparte tu experiencia en la sección de comentarios!
Ilustraciones: Lorena Mena
Fotografías: Lorena Mena
Qué linda obra. Interesante post Lorena.
Poco a poco Dios está llegando a los corazones de los necesitamos…nosotros tenemos que seguir la obra.
Asi es Jenifher!
que bueno que hayas escrito sobre tu amigo el padre jesuita, «‘supremamente» tu paso por Colombia no se ha perdido jeje
Asi es..son personas muy interesantes y las historias que cuentan son para escribir libros!
Maravillosa labor que realizan los padres jesuitas en India inclusive teniendo que confrontar las dificultades de una cultura cerrada frente a las clases desposeídas.
Gracias Lorena por resaltar tan encomiable trabajo
Asi es Petra…es una labor hermosisima…!