Una Triste Historia…

Headersad

LetraApúrate Dulce!—gritaba Marina desesperada—¡ya entraron los visitantes a la junta!

—¡Voy mujer!—la calmaba mientras ajustaba el tacón de mi zapato. Los había comprado en una rebaja dos semanas atrás y ya se estaban desbaratando.

Trabajaba en una compañía global que tenía sucursales en varios países Asiáticos. La delegación de la India había llegado para visitar nuestras instalaciones y se encontraban reunidos en la sala de juntas. Cuando Marina y yo entramos a la sala fuimos las últimas en llegar. La jefe del departamento nos lanzó una mirada glacial.

Un grupo de cuatro chicos morenos vestidos de traje y corbata se encontraban cómodamente sentados discutiendo asuntos de trabajo. Durante la reunión compartimos experiencias sobre las estrategias de mercado, el comportamiento de los consumidores y las grandes diferencias culturales que separaban el mercado Indio del mercado Latinoamericano. Al salir de la sala de juntas las chicas cuchicheaban sobre los chicos foráneos en el baño.

—¿Que te pareció el de corbata roja?—preguntaba la asistente de mi jefe, una rubia platinada cerca de la cuarentena.

—A mi me gustó el de corbata con elefantitos—respondía Alejandra, una morena divorciada con tres niños adorables.

—¡A trabajar chicas!—las despertaba Marina de sus sueños, siempre tan centrada y con los pies sobre la tierra.

Los dias sucesivos fueron muy interesantes. Aprendimos sobre la comida India, la cultura y sus tradiciones. Dos de los chicos eran casados aunque ninguno era mayor de 28 años. Lo cual dejaba solo dos disponibles para la jauría de mujeres desesperadas por conseguir una pareja para los tragos del fin de semana. Para el asombro de todos o mejor dicho, de todas, sólo los chicos casados aceptaron la invitación. Los otros dos solían actuar con timidez. Casi pedían permiso para respirar. Me causaba gracia pero también mucha curiosidad. La tarde del viernes me topé con Amit en la sala de copiado.

—Hola—dijo en buen español mientras me ofrecía el turno para sacar las copias

—Hola Amit, soy Dulce

—Si, recuerdo tu nombre

—¡Somos tantas chicas que pensé que no recordarías tantos nombres!

—Siempre recuerdo el nombre de la chica más bonita

Me sonrojé como colegiala desviando la vista hacia la máquina de café

—¿Deseas café?—ofrecí casi balbuceando

—No gracias, prefiero el té

—¡Oh! No tenemos té…

—Entonces puedo invitarte a tomar un té

—¿Eh?

—Disculpa ¿eres casada?  o… ¿tienes novio?

—No, claro que no, es sólo que no me lo esperaba…

—Pues bien, tú dime el dia y la hora

—Mmm…¿qué te parece mañana a las seis de la tarde? puedo recogerte en tu hotel.

—Muy bien

Al llegar a mi escritorio Marina escrutaba mis mejillas coloradas y arqueaba una ceja pícaramente. En retribución, yo le guiñaba un ojo.

La tarde del sabado me cambié de vestido no menos de cinco veces. El espejo me devolvía la imagen de una chica de estatura promedio, cabello largo color castaño claro, tez clara, pecas en las mejillas y esbelta figura. Había cumplido 27 años el mes pasado y llevaba a cuestas algunos fracasos amorosos. No me vestía con la intención de conquistar a Amit, me vestía para satisfacer mi autoestima. Me decidí por un vestido rojo frambuesa escotado en la espalda con mangas estilo princesa.

Recogí a Amit puntualmente a la hora acordada. Lucía guapísimo en una túnica azul celeste y pantalones de mezclilla desteñidos. Era un chico alto, de cabello negro peinado hacia atrás, ojos expresivos y mirada serena. Hice un breve recorrido por la ciudad, pasamos por el centro histórico, salpicado de sus antiguos edificios coloniales y estrechas callejuelas, la plaza de la bandera, la catedral de la ciudad, el museo de arte moderno y finalizamos en una popular calle de la ciudad, abarrotada de pequeños cafés al aire libre.

—¡Gracias, he pasado una tarde maravillosa!—me decía Amit emocionado

—Es un placer para mí presentarte un rincón de mi país…

Mientras oscurecía, los faroles de la ciudad eran testigos de nuestra animada conversación. Amit era único hijo varón y tenía una hermana menor en edad casadera. El tenía veinticinco años y ella veintitrés. Ambos eran profesionales. Sus padres se encontraban atareados buscando una pareja adecuada para ella y estimaban que la boda se llevaría  acabo a finales de ese año. Ellos eran de Mumbai, una gran ciudad en la India. Me sorprendió al contarme que su hermana debía casarse primero que él. Cada uno de sus relatos sobre su lejano país y sus costumbres eran como una nueva ventana que se abría ante mi imaginación. Y entre relato y relato nos fuimos enamorando. Durante el mes de su estadía lo recogía todas las tardes en su hotel o salíamos directamente desde la oficina a explorar la ciudad, su gastronomía escarbando nuestros corazones. El dia de su partida llegó una tarde lluviosa. Lo acompañé al aeropuerto haciendo planes para el futuro. Amit se empeñó que debía asistir a la boda de su hermana ese mismo año.

—Dulce, tienes que venir…

—No sé si pueda Amit, un pasaje a la India es muy costoso—respondí apenada

—Eso no es un problema, yo te enviaría el pasaje

Llegamos al aeropuerto. Después de registrar su equipaje nos sentamos en un banco apartado de la multitud y Amit se arrodilló frente a mi.

—Dulce…¿te casarias conmigo?—seguidamente sacó de su bolsillo una bolsita de tela que contenía un hermoso prendedor de oro en forma de rosa—espero que lo uses cuando nos volvamos a ver.

Las lágrimas rodaban por mis mejillas. Jamás esperé semejante declaración. Le dije que sí, lo abracé fuertemente, lo besé y le dije que nos veríamos pronto. Sus amigos lo llamaban desde la distancia haciéndole señas para que se apresurara. Lo ví alejarse lentamente.

Volví a mi rutina y al comienzo de una relación virtual. Los mensajes, las llamadas y las conversaciones online eran a toda hora. Mi madre se preocupaba a medida que pasaba el tiempo por temor a que en algún momento todo fuese una falsa ilusión.

—Dulce, querida mía, lleva las cosas con calma, te veo ansiosa hija.

Contábamos los meses, las semanas, los días y las horas de volvernos a ver. Me confesó que aún no hablaba con sus padres sobre mí por temor al rechazo inicial.

—Pocos padres aceptan a una extranjera por temor a romper con las tradiciones de los matrimonios arreglados, pero estoy seguro que te van a adorar cuando te conozcan—decía Amit con entusiasmo.

La fecha de la boda la habían fijado para el mes de Diciembre, lo cual era perfecto para mí ya que coincidía con mis vacaciones laborales.

—¿Qué vas a usar ese dia?—preguntaba mi amiga Marina

—No se, no lo había pensado…

—¡Debes lucir hermosa!

Esa tarde salimos de tiendas y me medí muchisimos vestidos. Amit me había comentado que la boda constaba de varias funciones y se usaba un traje para cada ocasión. Compré cuatro vestidos, dos trajes de noche y dos trajes casuales y los fui pagando por cuotas mensuales. También los zapatos y los accesorios para cada ocasión.

Por fin llegó el dia de mi partida. Preparé mi equipaje con sumo cuidado con una semana de antelación. Compré regalos para toda su familia. Ante el espejo del dormitorio me cepillé la larga cabellera y me pinté la raya de los ojos. Me esperaban muchas horas de viaje y quería ir cómoda. Escogí un pantalón blanco de mezclilla, una camisa azul, y mis viejas  sandalias. Mientras, iba haciendo un repaso mental de todo lo que llevaba en la mochila: los pantalones más holgados y frescos; un montón de camisetas; las otras sandalias, las de suela gruesa, para caminar lo que haga falta; el botiquín repleto de pastillas de nombres  impronunciables que hay que tomar para no contraer la malaria y otras enfermedades… También la loción contra los mosquitos. En otra mochila, más pequeña, he metido la cámara de fotos, una libreta, bolígrafos, el pasaporte, el libro de vacunas y los dólares. Me despido del balcón lleno de geranios de mamá y de los antíguos edificios de enfrente. Marina y mi madre me acompañaron al eropuerto y me desearon mucha suerte.

El avión despegó  y bajo nuestros pies todo va empequeñeciendo, hasta reproducir un dibujo puntillista de los que tanto me gustan. El viaje fue muy largo. El vuelo de conexión en Frankfurt se demoró y pernocté en el aeropuerto esa noche. Estaba preocupada ya que no tenía manera de avisarle a Amit sobre el retraso. Su celular estaba apagado. Llamé a Marina y le pedí que le enviara un email.

Finalmente aterricé en Mumbai al dia siguiente. Pasé el área de inmigración, recogí mi equipaje y salí al exterior del edificio. Cientos de personas aguardaban detrás de unas rejas. Buscaba entre la multitud el rostro de Amit y no lo encontraba. Identifiqué mi nombre entre uno de los carteles que sostenía un hombre flaco y desgarbado. Le hice señas con la mano y se apresuró a tomar mi equipaje.

—¿Madam? ¿Dulce Maria?

—Si—contesté

El hombre asintió y se disculpó por su desconocimiento del inglés.

—¿Amit viene?—pregunté

—Más tarde madam…

Lo seguí hasta su taxi y me llevó al hotel. Cruzamos la ciudad y desde los cristales de las ventanillas me agotó ver tanta pobreza… El choque de sensaciones es tan desgarrador que no fui capaz de descifrar el mensaje que transmite. Todo está impregnado de una concepción de la vida y la muerte como sucesión, como un círculo. Nada tiene la desmedida importancia que nosotros le atribuimos. Mumbai, la gran Mumbai de Amit…

Pensé que Amit me esperaría en el hotel pero tampoco fue así. Quise pensar que estaba muy ocupado, era horario laboral, tal vez había pedido el día anterior libre y hoy no pudo venir a recibirme. ¡Oh! un momento…no, ayer era Domingo. Tal vez, solo tal vez. Creo que estaba nerviosa, era mi primera vez en suelo extranjero. Subí a mi habitación a descansar, estaba molida, el jet lag comenzaba a causar estragos y me quedé profundamente dormida. Desperté al dia siguiente y llamé a la recepción del hotel. Había un mensaje de Amit pidiendo que le marcara a su celular y así lo hice.

—¿Dulce?

—¿Amit?

—¿Como estas?

—Agotada y desesperada por verte…¿qué paso ayer? ¿recibiste el email sobre mi retraso?

—Si, claro que si…es largo de explicar—dijo en tono sombrío y ya comenzaba a preocuparme

—¿Te veré hoy?

—Si, claro, esta noche te recogeré para cenar.

—¿Esta noche?

—Asi es, ahora no es posible..

No quise ser insistente, después de todo no sabía que clase de inconvenientes se le podían haber presentado. Decidí salir a caminar, tomé un taxi y me dirigí a un mall cercano. Todo lucía tan diferente, la gente, su vestimenta, el ruido, el caos, los aromas…

Amit llegó con la noche y un montón de preguntas se agolpaban en mi mente. Bajé al lobby del hotel y nos abrazamos largamente, nada de besos ni demostraciones amorosas.

—¿Qué pasa, no deberíamos estar alegres?—pregunté mientras entrábamos a un restaurant

—Ven, mejor siéntate—dijo Amit mientras ordenaba la cena. Mi sexto sentido estaba en estado de alerta

—Dulce—hizo una pausa—no será posible que asistas a la boda de mi hermana

—¿Porqué?

—Por que mis padres no quieren conocerte

No supe que decir…¿Amit bromeaba?

—¿Y porqué decírmelo ahora que estoy aquí?

—Quería verte…no…no sabía que hacer…me daba verguenza cancelar tu viaje a última hora después de tantos proyectos que teníamos.

—¿Teníamos? ¿Ya no hay proyectos?

Amit no me miraba a los ojos

—No se qué hacer…Dulce, es muy complicado…he tratado de convencerlos durante todos estos meses, ¡solo Dios sabe cuánto he tratado!…pero son tan obstinados, ¡tan apegados a sus tradiciones!

—¿Y tu opinión no es la que cuenta?

—No puedo llevarles la contraria Dulce, perdoname pero no puedo…tal vez es difícil de entender para tí pero la aprobación de nuestros padres es fundamental en nuestra cultura…pensé que los podría convencer…pensé que sólo necesitaba tiempo…lamentablemente   no hubo manera…

Las lágrimas corrían por mis ojos igual que aquel día que me pidió matrimonio. ¿Qué le pasaba a Amit? ¿Le faltaban cojones? ¿Qué clase de padres obligaban a su hijo a casarse con una mujer que no amaba? ¿Qué clase de hijo aceptaba una sentencia de este tipo?

Me levanté de la mesa antes que llegara la orden. Perdí el apetito… perdí la esperanza. No quise hacer preguntas tontas de las razones de su rechazo, ya que probablemente vendrían acompañadas de más excusas. Amit se levantó y le pedí que no me siguiera…que me dejara sola. Regresé al hotel, pedí servicio a la habitación y seguí durmiendo. No quería despertar nunca de ese mal sueño.

Al dia siguiente Amit llamó temprano y rechacé la llamada. Pedí en la recepción que no me pasaran ninguna llamada. Llamé a la aerolinea y solicité el cambio de vuelo. Ese mismo día me mudé de hotel y me hospedé en uno cercano al aeropuerto. Fue así como no supe más sobre Amit.

Dejé atrás la India con su pobreza humana y con sus indecisiones. Regresé a mi país abatida, derrotada y sin ilusiones. Hoy en día, cinco años después estoy felizmente casada y soy madre de un hermoso niño…solo Dios sabe porqué suceden las cosas…aquella experiencia me enseñó que no debemos empeñarnos en lo que no puede ser, cuando hay que luchar por amor, debe ser entre dos, es imposible hacerlo solo…de lo contrario no existe amor  verdadero.

Palabras de la protagonista:

Me gustaría que este relato fuera mi pequeña aportación para quien se encuentre en circunstancias similares a las que tuve que vivir. Surge de la necesidad de explicarme a mí misma y de poner mi experiencia a disposición de aquellas personas a las que les pueda ser de utilidad. Tal vez después de leerlo, alguien se identifique con las inseguridades que se sienten y puede que vean reflejadas sus propias experiencias, o quizá, su historia haya ido por otros derroteros, pero habrá sido igualmente enriquecedora.

Historia basado en un hecho de la vida real adaptada por:

Lorena Mena© 2013

Ilustraciones:

Lorena Mena

Artículos Relacionados:

Matrimonio arreglado o por amor?

De Chilaquiles y Curries

La Vendedora de Chai

Una Historia al ritmo del Flamenco

La Profesora de Salsa Hindú

El Sari Blanco: Una boda Cristiana en el Sur de la India

,

30 Comentarios para Una Triste Historia…

  1. Fabiana 24 de agosto de 2013 a las 1:36 am #

    Super!!!

    • Lorena Mena 24 de agosto de 2013 a las 4:34 pm #

      Gracias Fabi! 🙂

  2. Raquel 24 de agosto de 2013 a las 3:25 am #

    Casi me pongo a llorar con el final, pero es verdad cuando se lucha por amor es de a dos., , entiendo ahora muchas cosas, ,

    • Lorena Mena 24 de agosto de 2013 a las 4:34 pm #

      Asi es Raquel…nada más cierto!

  3. Lluvia 24 de agosto de 2013 a las 3:56 am #

    Sorprendida de cómo ellos pueden enamorarse y después dejar todo. Sí, es cultural… pero aún así es sorprendente. Y según dicen que «el amor lo puede todo» o será que como dice la protagonista, «no existe el amor verdadero» …. para ellos…

    • Lorena Mena 24 de agosto de 2013 a las 4:35 pm #

      Estimada Lluvia
      Este caso es meas común en India de lo que pensamos!

  4. María 24 de agosto de 2013 a las 4:10 am #

    Una historia real muy bien redactada y de gran ayuda para toda las chicas que estan ilusionadas en conseguir un marido hindú. No es fácil…

    • Lorena Mena 24 de agosto de 2013 a las 4:36 pm #

      Gracias Maria!

  5. Cecilia Gtz 24 de agosto de 2013 a las 8:44 am #

    Como bien dices: «cuando se lucha por amor, no se puede luchar sólo»… se necesitan dos. Gracias por compartir esta historia. No cabe duda que cuando se trata de costumbres y cultura lo que son «cojones» para nosotras es el «respeto hacia los padres» para ellos…quién dijo que ésto sería facil 😉

    • Lorena Mena 24 de agosto de 2013 a las 4:37 pm #

      Aso es Cecilia…nadie dice que esto es fácil!

  6. Petra 24 de agosto de 2013 a las 6:59 pm #

    Lorena,
    Tengo una amiga que le sucedió algo similar e inclusive peor ya que, ella no tan solo fue a India pagando con gran sacrificio su boleto, viaje para supuestamente concretar el compromiso con la familia de su pareja, y al llegar encontrar que el cuate ya tenia su matrimonio arreglado por sus padres.

    • Lorena Mena 25 de agosto de 2013 a las 1:30 pm #

      Asi le sucede a la gran mayoría Petra…los finales felices son muy pocos…lamentablemente! 🙁

  7. Dulce 26 de agosto de 2013 a las 2:30 am #

    Muy conmovedor el final, pero tambien muy realista. Me encanto el comentario de la protagonista. Saludos Lorena.

    • Lorena Mena 26 de agosto de 2013 a las 2:04 pm #

      Gracias Dulce!!

  8. claudia 27 de agosto de 2013 a las 12:44 am #

    ohh,me dío mucha tristeza el final,no entiendo como puede pesar tanto la opinión de la familia para algo que solo le atañe a uno,pero es su cultura,y creo que mirando hacia atras te darás cuenta que con ese tipo de mentalidad te ahorraste muchos sinsabores al unirte a alguien sin cojones.

    • Lorena Mena 27 de agosto de 2013 a las 2:32 am #

      Asi es Claudia…es muy triste…esta historia se repite con mucha frecuencia!

  9. alison 2 de junio de 2014 a las 5:28 pm #

    de verdad que la historia esta tan bien relatada que te hace imaginar muy triste y lastimosamente es la realidad de varias latinas o chicas que no sean indus

  10. Nia 19 de noviembre de 2014 a las 6:09 am #

    Me enamoré de un hindú y ayer me contó que su familia arregló un matrimonio para él, porqqq tiene q ser asiiiii???

    • Lorena Mena 29 de noviembre de 2014 a las 12:22 pm #

      Estimada Nia
      La India aun se rige por tradiciones milenarias y es algo dificil de cambiar. Lo que para ellos es normal… para nosotros es extraño, sin embargo, su organización social funciona de esa forma 🙁

  11. Maria Angelica GOMEZ MORALES 30 de junio de 2015 a las 11:02 am #

    Buenas noches a todas:

    Esa historia triste me conmovió.. les cuento la mia.. Casi cometo el error de irme para la india a buscar mi amor.

    Hace 4 años conocí a un Indio por Facebook, comenzamos a chatear muy seguido y con el tiempo me enamoré perdidamente. Siempre hicimos planes, y ya este año dijimos que yo viajaría en junio. El siempre me ha jurado amor, pero si me doy cuenta que a él le importan más sus amigos que yo, o su trabajo. Con las ganas de conocerlo tomé la decisión, le dije que yo viajaría en junio de este año, al final me dijo que no, que él amaba su trabajo y no tendría tiempo para mí, que mejor terminaramos… Después de cuatro años de hacer muchos planes. Es doloroso, pero es imposible cambiar una cultura..

    • Cris en la India 2 de julio de 2015 a las 5:02 am #

      Gracias por compartir tu historia Maria Angelica. Los asiáticos se toman su trabajo muy en serio sí pero creo que en tu caso el chico no tenía demasiado interés en que la relación fuera seria. Supongo que en ese tiempo no te presentó a su familia?. Ese es un claro signo de no querer formalizar la relación. Es cierto que 4 años es mucho tiempo pero considéralo como una experiencia. Un saludo

  12. Marjorie 28 de septiembre de 2015 a las 5:52 pm #

    Hola chicas resulta que mi amiga se enamoró de un chicose hicieron novios dos años después han decidido casarse el vino con familia a México y fue matrimonio civil, porque inmiscuirse en tradiciones de ellis pues jamàs, y mucho menos cambio de nombre eso fue rechazado, mi amiga conservarà su mundo como en México, que no entiendo es que al otro dia de la boda, la suegra le imponga vestimenta con sari, eso me pudo, y claramente se dijo que no iban a mezclar religiones, y como seguir siendo ella sin que la obliguen a cosas que no quiere?? Estoy empezando detestar a esa gente.

    Qué ayuda puede darle la embajada si estamos en México y ahora se va a Italia y luego a india, el país??

    • Cris en la India 30 de septiembre de 2015 a las 4:23 am #

      Hola Marjorie. Hasta cierto punto en una relacion intercultural la pareja tiene que ceder, el ponerse un sari es tradicion durante la boda y otras celebraciones, quizas la suegra quiso introducir algo de su cultura al no celebrarse el matrimonio segun sus costumbres. No creo que sea motivo de estresarse :). Hay otras situaciones mas complicadas con las que se tendra que enfrentar si la familia de el es muy tradicional. Pero si ella no se encuentra comoda con la situacion que hable con el marido para llegar a un acuerdo. Espero que lo puedan solucionar. La embajada no puede hacer mucho en estos casos. Le podrias recomendar que se uniera a nuestro grupo https://www.facebook.com/groups/199914983388140/. Un saludo.

  13. Nora Pacheco 3 de diciembre de 2015 a las 6:54 pm #

    Gracias por compartir esta experiencia.

    A mi me paso casi lo mismo

    Hay una vida por delante y no es bueno aferrarse a alguien quien no se quiere quedar.

    El se lo pierde :p

  14. Marisela C. 2 de mayo de 2016 a las 12:12 am #

    Hermosa historia, me vi totalmente reflejada en ella. Hace 24 años yo viví una historia similar. Yo soy mexicana y él era de Corea del Sur. Pesaron tanto sus tradiciones, el padre de él se opuso. En esos años no había redes sociales y las líneas telefónicas se cruzaban con las de los vecinos. A pesar de su propuesta de matrimonio cuando vino a casa de mis padres a pedir mi mano, las diferencias culturales, el querer conservar la dinastía, etc, hizo que no volviera a saber de él después de una llamada que me hizo donde me dijo que lo esperara, esa llamada fue interrumpida por su padre donde con voz claramente enfurecida me dijo: my son is so stupid. No volví a saber de él y ahora esta historia, esta experiencia se la puedo contar a mi hija de 17 años a quien por cierto, le fascina la India y tu maravilloso blog. Saludos. Con amor, Marisela.

    • Lorena Mena 11 de mayo de 2016 a las 4:29 am #

      Gracias por compartir Marisela y gracias por los cumplidos!

  15. Georgina 17 de diciembre de 2016 a las 3:54 am #

    Es muy cierto que sus tradiciones son muy apegadas a la vida familiar y todo se basa en la opinión de los padres.

    Y excelente narración de esta historia muy triste pero con un mensaje en el cual no siempre tenemos lo que deseamos

Deja una respuesta

Desarrollado por LBM Diseño Web

Facebook

Get the Facebook Likebox Slider Pro for WordPress